En una oportunidad anterior se estableció
como dilema ético, el uso de drogas alucinógenas como estimulante, en donde el
placer que estas otorgan a su consumidor es su característica más
preciada. Por ello, teniendo en cuenta los aspectos que la ética comprende y su
aplicación tomaremos como referencia bibliográfica el escrito realizado por Adela
Cortina, “¿Para qué sirve realmente la ética?”, en el cual su
planteamiento se basa inicialmente en considerar que ninguna sociedad puede funcionar
si sus miembros no mantienen una actitud ética. El escrito plantea que todos
poseemos algún grado de ética, sus niveles varían de acuerdo a la persona y las
condiciones sociales, económicas y culturales en las que esta se desenvuelve y
los criterios personales.
En el contenido del documento, se aprecian
diferentes contextos de la vida que implican un carácter ético, sin embargo me
detengo en el que se habla sobre labrarse un buen carácter, ya que se relaciona
de una manera contextual al dilema del uso de las drogas o estupefacientes. Generalmente
el consumo de alucinógenos se da mayormente en jóvenes que se encuentran
ansiosos de probar experiencias nuevas, jóvenes que buscan una forma de
aislarse de sus problemas personales o simplemente porque alguien los impulsa a
realizar esta actividad. Es ahí donde el carácter bien formado se libra la
batalla, cuando una persona conoce sus límites, identifica los beneficios y
perjuicios de un elemento y analiza las consecuencias que sus decisiones
acarrean, es un ser humano que encuentra definido su personalidad, sus
objetivos y su plan de vida.
Es importante poder comprender que la vida
en si tiene una fin, pero no un fin de terminar sino un fin como objetivo, el
cual consiste en una sencilla palabra felicidad,
en donde se decide vivir una vida digna de ser vivida y en donde atentar con tu
cuerpo, tu mente y tu vida no hace parte de ello, el uso de drogas ayuda a desviarte
en el camino aun cuando a muchos les parezca que es la única forma de
encontrarse plenos y experimentar placer. Y como se planteó en el momento 2 en
donde los epicúreos cifran la felicidad
en el placer, no pueden considerarse este tipo de acciones como idóneas para
alcanzarlo.
Como último cito un párrafo del texto
referenciado, los éticos griegos desde Heraclito a Seneca, Epicuro, pasando por
Sócrates, Platón o Aristóteles, entendieron que la tarea más importante de las
personas consiste en labrarse un buen carácter, que aumente las probabilidades
de ser feliz en vez de aumentar las probabilidades de ser desgraciado.
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