Código: 1065597213
INTRODUCCIÓN
La urbanización ‘Nando Marín', localizada en el
suroccidente de la ciudad de Valledupar, cuenta con una connotación
especial, todos sus beneficiarios son
familias en pobreza extrema, desplazados
y víctimas del conflicto armado, quienes tienen oportunidad de tener una
vivienda propia totalmente subsidiada; sin embargo el proceso de adaptación a
nuevos modelos de infraestructura habitacional, cultura, políticas,
organización social, etc. no ha sido fácil y se evidencia dificultad de
convivencia ciudadana, lo que pone en peligro la estabilidad de sus moradores,
pese a la labor que adelantan psicólogas y personal especializado para que esas
familias aprendan a convivir en áreas compartidas. Pese a estas intervenciones la realidad que
viven los habitantes de esta urbanización es compleja debido a la
multicausalidad de los factores de
riesgo social, lo que todos esperan es que lo más pronto posible exista un
clima de convivencia que les permita gozar de una calidad de vida integral. (EL
PILON, 2014).
Por medio de este trabajo, se busca proponer una
alternativa de solución a este dilema ético emitiendo un concepto individual y
una discusión grupal basados en los referentes bibliográficos de las unidades del
curso de ética, este documento muestra la estrategia con el cual puede minimizar
los conflictos generados en esta problemática social.
PROBLEMÁTICA PLANTEADA:
Desacuerdos en la convivencia entre los moradores de
la urbanización Hernando Marín debido a la poca adaptación a nuevos modelos de
infraestructura habitacional, cultural, política y organización social
DIAGNOSTICO
La estructura o contexto social en el que se
desenvuelven la gran mayoría de estas familias, está supeditada a situaciones
de nivel de escolaridad, acceso a recursos económicos dignos,
conflictos de violencia, entre otros, lo que ha generado que el dinamismo
en la práctica de los valores sea reducida y la existencia de conflictos de
convivencia alarmantes.
La urbanización Nando Marín no es ajena a este tipo de
problemáticas, debido a que en ella se desarrollan diversas condiciones
sociales y económicas que de alguna manera u otra influyen en el bienestar
vecinal de dicha población
ALTERNATIVA DE SOLUCIÓN
Nombre de la
propuesta: Mediación comunitaria para conflictos vecinales
El ámbito de las relaciones vecinales suele ser cuna
de desavenencias de todo tipo: ruidos, humos, uso privado del espacio
comunitario, desatención de espacios comunes o morosidad, son algunos ejemplos
de situaciones problemáticas habituales de las comunidades de propietarios/as
que, de no resolverse por sí mismos, por la comunidad, o con la intervención
del administrador/a, suelen derivan en largos y costosos procesos judiciales.
Teniendo en cuenta, no solo la situación de crisis económica actual, sino el
malestar que generan este tipo de actitudes y comportamientos en la convivencia
diaria, la búsqueda de alternativas que permitan gestionar de manera eficiente
los conflictos vecinales es más que necesaria.
En este sentido, la mediación comunitaria se
presenta ante nosotros/as como un método alternativo de resolución de
conflictos que puedan llegar a surgir entre personas que conviven diariamente,
y más concretamente, entre vecinos/as de una Comunidad de propietarios/as,
donde un tercero imparcial conocido como mediador/a asistirá a las partes en conflicto,
asistiéndolas en sus comunicaciones para que por sí mismas traten de encontrar
soluciones mutuamente satisfactorias.
La mediación comunitaria representa una alternativa
altamente eficiente, pues no solo permite un ahorro de tiempo y de dinero respecto
de la vía judicial, sino que además contribuye a la eficacia de los acuerdos
que las partes alcancen durante su procedimiento, así como también a una mejora
de sus relaciones en el futuro. Esto es debido, principalmente, a dos aspectos
fundamentales que caracterizan su procedimiento:
En primer lugar, la mediación es voluntaria, es
decir, las partes acuden y permanecen en ella voluntariamente, siendo dicho
carácter voluntario algo que contribuye enormemente al efectivo
cumplimiento de los acuerdos alcanzados por éstas durante la misma. En segundo
lugar, la mediación es económica, puesto que no requiere contratar ni
abogado, ni procurador, ni requiere un conocimiento específico. El
mediador o mediadora, que puede tener formación académica en varias disciplinas,
participa como facilitador de la comunicación entre las partes y, empleando
determinadas herramientas tratará de gestionar el conflicto asistiendo a las
partes en sus comunicaciones para que siempre por sí mismas traten de
solucionar sus diferencias.
En la mediación y su aplicación en el ámbito de las
relaciones vecinales, la intervención del administrador o administradora
durante la sesión informativa resulta en muchos casos fundamental, puesto que
complementa la función del mediador/a contribuyendo a un mejor entendimiento de
los intereses y necesidades diarias de la comunidad de propietarios, de las
partes, así como en afianzar la confianza en estos profesionales, y de ellos
mismos, en que el uso de la mediación aporta un valor añadido a su cometido.
La efectividad de la mediación en el ámbito
comunitario está más que probada: ocho de cada diez casos de mediación vecinal
acaban en un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Por tanto, ante una incipiente necesidad de evitar
largos y costosos enfrentamientos ante los tribunales que debiliten las
relaciones entre personas que integran una misma comunidad de propietarios/as,
la mediación se presenta como una alternativa eficaz y flexible que ofrece a
las partes un espacio de diálogo a través del cual gestionar sus diferencias y,
de forma pacífica, tratar de encontrar soluciones que contribuyan a mejorar la
convivencia diaria.
OBJETIVOS
La mediación comunitaria persigue:
ü Facilitar el reconocimiento mutuo de las partes en
conflicto y la legitimidad de todos los intereses y todas las aportaciones.
ü Garantizar y respetar la voluntariedad de las partes,
tanto en la aceptación como en la continuidad del proceso.
ü Velar porque todas las partes sean iguales (es lo que
se denomina horizontalidad en el proceso).
ü Utilizar los recursos de forma sostenible. Para la
resolución del conflicto se utilizarán los recursos de que dispone la
comunidad, de forma que se aproxime a acuerdos reales y posibles.
ü Asegurar la legitimidad y competencia de las personas
mediadoras. Ello redundará en el éxito de la mediación comunitaria.
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